Te encontré en un lugar extraño, entre voces que iban y venían, pero la tuya… la tuya se quedó conmigo. Era solo un juego, pero lo que sentí no lo fue. Tu voz no fue ruido, fue un susurro que me llamó, como si el destino hubiera jugado a esconder un tesoro en un chat de voz. Esa noche entendí algo: que hay conexiones que no se explican, que basta un instante para que alguien empiece a importar. Y al día siguiente, ahí estaba yo, esperando de nuevo tu presencia, como quien aguarda una melodía que no quiere olvidar. Lo primero que conocí de ti fue tu voz, y aunque era poco, para mí ya era todo.
Ese día fue distinto… porque no solo fui yo el que esperó, también sentí que tú me buscabas. Te apareciste en el mismo mapa, como si el azar hubiera decidido jugarnos una segunda coincidencia. Pero yo lo sentí diferente, como si mis pasos raros en ese mundo virtual te hubieran llamado de alguna manera. Me pasaste tus redes, y en ese instante supe que tal vez no era el único curioso. Que quizás, en tu interior, algo también te decía que querías saber más de mí. Me gusta pensar que te llamé la atención no por lo que muestro, sino porque soy distinto, un espécimen raro —como diría yo— y entre tanta gente que conociste y que conoces, tal vez encontraste algo en mí que no habías visto antes. Ese día no fui solo yo siguiéndote, ese día también fuiste tú acercándote, aunque fuera de lejos, aunque aún hubiera distancia. Y con eso bastó para que yo supiera que ya había algo entre los dos.
Ese día te conocí un poquito más, no en un juego, sino en otro rincón donde las palabras se sentían más cercanas. Chateamos esa noche, tanto que dejé el juego solo para seguir contigo, porque lo real empezaba a importar más que lo virtual. Le mencioné a un amigo la idea de presentarle a tu amiga, como si fuera un simple juego, pero en mi mente la duda me quemaba: “ojalá no me diga que le interesa mi amigo, ojalá no sea él quien despierte lo que yo sentí primero”. Y entonces dijiste lo inesperado: “solo me interesas tú”. En ese instante mi corazón latió distinto, como si de golpe la sangre llevara tu nombre en cada pulso. Ahí se encendió una llama entre los dos, una llama que el tiempo y las circunstancias apagaron demasiado pronto. Pero dentro de mí… esa llama nunca se extinguió. Sigue aquí, ardiendo en silencio, con solo pensarte.
Un día no fue suficiente, ni dos, ni tres… porque cada vez que hablaba contigo descubría algo nuevo, algo que me hacía quedarme aún más. Ese día supe que amabas a los animalitos, y en tus palabras vi un corazón hermoso, capaz de dar ternura a tus gatitos y perritos. Ahí comprendí que no eras solo una voz, eras un ser humano maravilloso, con una risa coqueta que sonaba como un secreto guardado solo para mí. Empezamos a hablar en más lugares: Instagram, WhatsApp… y yo me dispuse a mí mismo a darlo todo, a entregar mi alma y mi vida, aunque el miedo y las dudas me golpearan en silencio. De a poco empezaron a nacer detalles en mi mente, pequeños gestos que se escapaban de mis manos, dibujos, palabras, cosas hechas a pulso, porque lo que sentía por ti no cabía en lo simple. Uno de esos dibujos te lo mostré, pero en realidad cada trazo que hice era una forma de decirte que ante mis ojos, eras perfecta, no por el papel ni por el arte, sino porque eras tú lo que estaba ahí. Y entre todo eso, me enamoré de tus ojos, esos que solo conocí en una foto de perfil, pero que para mí se volvieron un universo.
Ese día descubrí algo más de ti: que eras una mujer con sueños, con ambiciones que brillaban en tus palabras. Me contabas de tus papelógrafos, de tus trabajos para ganar dinero, de la universidad en la que estabas y de la que en verdad anhelabas estudiar. Tus planes, tus carreras soñadas… y yo escuchaba con atención, como si cada meta tuya se convirtiera también en una meta mía. Recuerdo tu voz alegre esa noche, cuando me hablaste de la casa en Guayaquil, ese lugar al que irías con tu prima y tu hermana. Noté la ilusión en ti, y esa ilusión se volvió mía. Me sentí feliz solo de escucharte feliz, porque lo que nacía en mí ya no era simple curiosidad, era emoción de verte crecer, de saber que tu camino iba tomando forma. Cada día y cada noche a tu lado eran cortos en el reloj, pero para mí se sentían infinitos, como si estuviera conversando con alguien que conocí en otra vida, en otro mundo… y que por fin había vuelto a encontrar.
Esa noche descubrí algo en ti… o mejor dicho, algo que siempre estuvo, pero que hasta entonces solo aparecía en destellos. Supe que estabas estresada, ahogada entre trabajos y tareas acumuladas, y sentí unas ganas enormes de ayudarte, de poder estar ahí y aliviarlo… pero la distancia me lo impidió, y tuve que conformarme con acompañarte desde lejos. Al caer la noche, vi otro lado tuyo, un lado que me llamó, que me encendió, y que por respeto y cuidado guardé solo para mí, como un secreto que me pertenece. Nos quedamos despiertos hasta las cinco de la mañana, compartiendo palabras y silencios, y fue entonces cuando descubrí algo que no sabía que estaba dentro de mí: el deseo de protegerte, de cuidarte, de sentirte cerca aunque no pudiera tocarte. Recuerdo que me dijiste que ese era tu mejor 1 de agosto de tu vida, y no pude más que sonreír en silencio, porque tu felicidad se volvió también mi alegría. Desde ese día puse contraseña a mi celular y aplicaciones, porque ahora llevaba un secreto tuyo dentro, y no estaba dispuesto a perderlo..
Los detalles seguían naciendo, como si mi corazón no pudiera dejar de crear. Cartas y poemas brotaban de mí, aunque parecieran simples, aunque solo fueran palabras en una pantalla o en papel. Me comparaba con los demás, porque tú mereces lo mejor, y yo temía que estos poemas digitales o los hechos a mano no fueran suficientes para ti. No era culpa de nadie, solo quería que sintieras que todo era real, que mi corazón estaba detrás de cada palabra. Siempre que llegaba de la finca de mi mamá, cansado y agotado, mi emoción más grande era hablar contigo, escuchar tu voz, tu risa, tu ser… y hacer poemas para ti, para que veas cuánto vales, para que sientas lo mucho que este mundo y el universo te merecen. Porque aunque solo sea en palabras, quiero que sepas que tú eres inmensamente valiosa y que alguien aquí lo ve. c:
Hoy desperté como si me hubiera atropellado una iguana… o como dicen allá, un caballo. Dormí pocas horas, pero eso no significa que haya dejado de pensarte ni de soñarte cerca de mí. Me enseñaste que existen sentidos que los libros jamás mencionaron. Que los cinco que todos conocen son apenas la superficie de lo humano, y que otros diez nacieron contigo: el sentido de extrañarte, el de admirarte, el de suspirar por tu voz, el de reconocerte aun en la distancia, el de hallarte en mis silencios… Tú multiplicaste mi ser, le diste alas donde había miedo, y me revelaste un universo secreto que lleva tu nombre. Al abrir los ojos, mis pensamientos comenzaron a vagar: viajaron hacia el futuro, y allí estabas tú, como el faro que guía mi andar incierto; viajaron al pasado, y aunque no te conocía, sentía que ya existías en mis venas, como si siempre hubieras estado aguardando el momento preciso para revelarte. Y en el presente… en este preciso latido, no hay más verdad que mi amor por ti, tan firme como la raíz de un árbol que no se deja arrancar por ningún viento. Hoy, mientras pensaba en mi proyecto, el temor me golpeó como una tormenta oscura. Mil ideas de fracaso me rodeaban, como cuervos sobrevolando mis dudas. Y justo entonces, apareciste en mis pensamientos: como luz que rompe las nubes, como melodía que calma al guerrero. Tu imagen se impuso sobre mis temores, y donde antes había miedo, brotó la esperanza. Donde todo era sombra, floreció la fe. Te deseo, te adoro, te quiero, te amo, te todo. No hay verbo suficiente que pueda contener lo que siento, así que invento el mío: te todo. Te todo porque eres mi totalidad. Y por ti, sería capaz de atravesar mares embravecidos, desiertos infinitos y tempestades interminables. Cada latido me recuerda tu nombre, cada suspiro me pronuncia en silencio, cada anhelo me dibuja tu silueta. Vivo, y sé que vivo, porque lo que siento por ti palpita en cada rincón de mí. Gracias, mi cielito. Tú eres mi motor, mi impulso, la razón por la cual levanto la frente y avanzo sin miedo. Contigo, incluso el fracaso se vuelve aprendizaje, y el dolor se transforma en motivo de lucha. Y no dudes jamás, amor mío: aunque el mundo me reclame y mis horas se vean llenas de ocupaciones, siempre habrá tiempo para ti. Porque tú no eres una parte de mi vida: tú eres la vida misma latiendo en mí. ❤️
Bricolito mi mujer de mi tierra y mi cielo, en tus manos las tareas son montañas, como la montaña de ropa sucia que lave ayer... pero en tu corazón llevas un vuelo que convierte en luz todas tus acciones. Como los versos de Carrera Andrade, quiero pintarte con palabras sencillas pero de gran valor y te digo que eres el agua que nunca se evade, la flor más tierna entre mil semillas. Tu belleza no es solo lo que miro en tus fotos, es tu alma noble, tu risa sincera, esa fuerza en silencio que inspira, esa bondad que todo lo espera. Como escribiría Jorge Enrique Adoum: "Eres mi patria pequeña y entera" en ti encuentro mi sur y mi zoom, mi calma, mi tormenta, mi quimera. Medardo Ángel Silva cantaría a esa mirada tuya tan profunda, yo solo sé que cada nuevo día mi suerte en tenerte se confunda. Eres una luchadora, eres mi dulce compañera, de gran corazón y espíritu fuerte, soy el hombre más suertudo, de manera que agradezco al cielo y a Dios infinitamente y aunque las tareas hoy te agobien, recuerda siempre, mi amor tan puro que eres el verso que todos aclamen, mi presente, mi pasado y mi futuro. Con todo mi amor infinito, para ti, mi hermosa Bricolito.
No quiero que esto borre o cambie tu manera de verme y amarme, eres mi amor, mi aliento del día a día, el látido mas fuerte que he sentido. Bricolito, mi amor sincero, no me alejes de tu corazón- Prometo escuchar lo que te hizo sentir mal y explicarlo, porque eres mi escencia y sin ti no quiero existir. Pido muchas disculpas amor de mi vida, solo quiero que sepas que eres mi razón más querida y lo ultimo que quiero es lastimarte. :c
Mi amor, cada vez que escucho esta canción, siento que habla de nosotros. Es como si cada nota y cada palabra estuvieran hechas para contar nuestra historia. Quiero que sepas que cada vez que la escucho, pienso en ti y en lo especial que eres para mí. Eres mi inspiración y mi alegría, y esta canción es un pequeño reflejo de lo mucho que te amo. Si tuviera una fortuna te daria todo hasta mi vida pero no puedo darte mas que mi amor sincero y puro que siento por ti. Tú sabes cómo soy contigo: todo lo que digo, todo lo que hago, es porque contigo me siento en confianza, porque contigo puedo jugar, reírme, y ser yo sin miedo. Pero esta vez me equivoqué. No leí tu ánimo, no entendí el momento, y terminé haciéndote sentir mal cuando lo último que quiero en el mundo es herirte. Tú eres mi santa, mi amor, mi delicadeza. Eres la persona por la que yo callaría mil bromas, mil tonterías, si eso significa que te voy a ver tranquila, sonriendo como siempre. Perdóname si fallé en ese instante. Perdóname si te hice daño sin querer. Yo solo quería seguir tu chiste, no romper tu corazón. Te amo, Bricolito. Y no quiero un cielo sin ti. Tú eres mi calma, mi locura bonita, mi razón de querer ser mejor. Mi santa… en todas mis versiones.